La relubricación manual requiere mucho trabajo y tiempo, por lo que no resulta muy práctica a la hora de llevarla a cabo. Esto hace que el lubricante de los rodamientos envejezca rápidamente o que la cantidad de lubricante descienda a un nivel demasiado bajo. Los rodamientos sufren entonces un mayor desgaste o fallan por completo.

Los rodamientos reciben la cantidad correcta de lubricante gracias a los lubricadores automáticos o sistemas de lubricación. De esta forma se evitan las causas más habituales de fallos en los rodamientos: lubricación insuficiente o incorrecta. Aproximadamente, un 90% de los rodamientos se lubrican con grasa. La relubricación con la cantidad correcta de grasa en los intervalos adecuados proporciona un aumento significativo en la vida operativa de los rodamientos.

Los lubricadores se pueden rellenar con lubricantes de otros fabricantes, con lo que amplía las posibles aplicaciones y también protege el medio ambiente.